A medida que nos despertamos cada día y observamos el entorno, nuestra capacidad de recepción se dinamiza, ampliamos experiencias de todo tipo y elaboramos esquemas mentales sobre los que afianzamos nuestra conducta. El individuo, la familia, la propiedad, valores éticos, la ley, la solidaridad, son algunas de las piezas que han conformado nuestro modelo de ser. Se puede discrepar en matices, en maneras de hacer, todo es susceptible, los puntos de vista son diversos y eso enriquece, pero siempre sin desmontar los avances incuestionables legados por anteriores generaciones.

Occidente es uno de los colectivos en el mundo que disfruta de mayor tasa de libertad y de justicia social. Sistemas políticos asentados en el Estado de Derecho, a través del cual el ciudadano elige a sus representantes. El individuo cuenta, es el eje de la organización social, sus necesidades, sus inquietudes, su capacidad de raciocinio, y su tendencia a agruparse para crear sociedad.

Por eso sorprende y hasta desorienta encontrarnos con formas de hacer contrarias en su totalidad al encuadre histórico cultural en el que hemos ido evolucionando con la superación de comportamientos negativos a la libertad. En muchos momentos históricos se ha querido amordazar a la persona, descartando sus derechos y ahora estamos en uno de esos instantes. Los nacionalismos pluralizan, el todo descarta la parte. ” Los catalanes han votado “, “ los catalanes quieren la autodeterminación “, “ los catalanes……..”, Siempre a globalizar, todos en masa, ni uno fuera de la consigna y si no se alcanza, no existen los que no responden a las arengas marcadas, se les quita sus derechos. A tal extremo se ha llegado que si no se tiene el aspecto de ser catalán puede que se pierda hasta los derechos de pertenecer a ” la élite “ .

Pero no queda aquí la locura, la igualdad ante la ley también está tocada, está descartada no sólo en el ámbito de las comunidades autónomas sino también a nivel nacional. Un padre en Cataluña, adelantada en ese proceso, no puede decidir la lengua vehicular, el español, en la enseñanza para sus hijos e incluso está interceptado el traslado de un funcionario de un lugar a otro del Estado pues lo impide el desconocimiento de la lengua cooficial, cuando es suficiente conocer y usar la lengua común de todos los españoles y además oficial en todas las zonas del país. También por parte de la administración central se hacen concesiones económicas más generosas a unas comunidades y de rebote a sus ciudadanos, que a otras no por criterios de justicia sino por dependencia política. Intentos de injerencia del Gobierno del señor Sánchez en la carga tributaria de competencia autonómica de las comunidades no afines, y en paralelo no plantearse intervenir a otras que casualmente son socios sus dirigentes. Mucho tesón pone el Ejecutivo en impedir que las tasas impositivas sean más bajas en Madrid, una lucha ideológica de la que sale perjudicado el ciudadano. Los que dicen velar por los intereses del pueblo, están empeñados en armonizar para cargar de impuestos a todos los contribuyentes en beneficio de una Administración mastodóntica, en la que se esconden infinidad de espacios para engrosar las filas de enchufados del que ostenta el poder. Y si no fuera poco, el Estado ha traspasado al País Vasco la administración de la Seguridad Social, uno de los peajes resultante del apoyo del PNV a la investidura del Presidente del Gobierno. Una disposición que daña aún más la igualdad de la ciudadanía en servicios sanitarios.

La apuesta más clara para sofocar el libre albedrio, la iniciativa, la libertad de poder trazar el futuro con la ayuda del esfuerzo personal, de pujar por una sociedad en la que los mejores preparados puedan dirigir sectores culturales, económicos o de otra índole , para revertir sus éxitos en beneficio de todos, es el proyecto de ley de la educación que la señora Isabel Celaá ha presentado. Según ella es la propuesta más democrática y más igualitaria. El concepto de igualdad lo sortea pues para ella igualdad es bajar la calidad, el nivel académico, con el fin de que todos puedan llegar a lo más alto en formación, una falacia cuando se sabe que las oportunidades en el saber depende en gran medida de la capacidad de cada uno. Un articulado que promete para alcanzar esa falsa igualdad eliminar las pruebas de control, exámenes finales y terminar la ESO y el Bachillerato con dos suspensos, es el engaño más irresponsable. Si ya no hubo bastante con la reforma del gobierno de Felipe González que trajo una devaluación de los estudios medios y las carreras universitarias, ahora nos quieren homologar, aborregar para constituir una sociedad amaestrada, en la que no haya quién destaque ni se atreva a discrepar. Desaparece el individuo, resorte de una sociedad activa y creativa. Adecuado es una enseñanza básica para todos y a partir de ahí unos estudios de formación profesional y unos universitarios a disposición del que coloque su tesón en primera línea y se lo permita su inteligencia. Ese es el mañana, ciudadanos capaces de pensar por si mismos, de trazar sus planes sin las directrices sectarias de los líderes políticos.

Los nuevos ministros tienen un planteamiento muy diferente, en el que la persona queda reducida a un mero experimento. Desde que nace está al albedrio de una corriente ideológica que niega el sexo desde la concepción, éste se decantará según las líneas marcadas por los ingenieros sociales, luego la escuela lo modelará con el adoctrinamiento. A los padres se les quiere impedir elegir el centro educativo, ya están en el intento de estrangular la escuela concertada. En el momento oportuno entrarán en acción el machismo y el feminismo para encorsetar aún más a los jóvenes con ideas imprimidas en clichés, desbordados de ofuscación mental. Para nuestros dirigentes nunca hasta que ellos han rozado poder, la mujer ha podido ser valorada y defendida de la brutalidad del varón.

La ley de la “ libertad sexual “ viene a trazar la rúbrica a todo este plan doctrinario, comunista, identitario……y nosotros en espera de no sé qué, sin percatarnos que es el momento de asumir las obligaciones constitucionales y abogar por la persona, pensante, crítica y libre para ser protagonista del Estado de Derecho.

Ana María Torrijos