Una sencilla consulta al sabelotodo del Sr. Google, pidiéndole el significado de superfluo, no deja margen a la duda. Según esa búsqueda se alude a lo que no cumple ni desempeña una función, identificando como sinónimos otros adjetivos del tipo “innecesario” y “sobrante”.
Me he asegurado consultando la definición en la Real Academia de la Lengua Española y allí, si cabe, aun es más clara y contundente la definición al decir que equivale a no necesario, que está de más.
Llegados a este punto, con lo que estamos viviendo a tenor de la afectación en la sociedad del maldito Covid-19, una vez superadas las cifras de contagios que hubo en la China Popular (me viene a la mente el “amigo” Josep Lluís Carod-Rovira), ese difamatorio interés por señalizar al Ejército como algo que supone un gasto superfluo lo considero una imprudencia mayúscula. Más aún si tenemos en cuenta de quien procede.
Tildarlo así solo es comprensible si las palabras están sujetas, viciadas y condicionadas por el odio. Muy probablemente la proximidad y connivencia con el comunismo rancio y arcaico de Podemos, junto al seguidismo y la complicidad derivada de la patética alianza con el separatismo, lleve a considerar al ladrón que todos son de su condición.
Sin explayarme, puesto que no merece demasiadas explicaciones, hoy todos conocemos la labor impagable que los militares están realizando. Montando hospitales de campaña por doquier, limpiando y desinfectando infraestructuras del Estado, respaldando a las policías, salvando a muchos ancianos en residencias afectadas por el virus, etcétera. Por tanto, esa alusión despectiva no procede lo más mínimo. Conviene que se retracte. Señalar de forma peyorativa a quienes visten uniformados y llevan en el brazo la bandera de nuestro país, posiblemente por una o las dos razones, es denigrante y lesivo.
Os ahorraré la ristra de adjetivos que me pasan por la cabeza al pensar en quien difama al Ejército o, como hacen los fanáticos lazis, descartan su altruista participación y colaboración, estando jugando con la salud y la vida de los ciudadanos.
Gracias sanitarios y gracias policías por vuestro trabajo. Y, evidentemente, gracias a los militares por lo que dais y lo poco que percibís a cambio. Todos sois necesarios, útiles, imprescindibles y fiables. Os merecéis sobradamente nuestro aplauso y respaldo. Vuestro compromiso y sacrificio compensa la ridiculez y la vergüenza generada por nuestros mediocres y superfluos gobernantes.
Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans