Parece que no pasa el tiempo, pero sí, es implacable. Ya, sin apenas darnos cuenta, han pasado dos años de aquella moción de censura en la que se apartó de la presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy.

El transcurso de ese periodo y sus vivencias han influido en nuestras conductas y pensamientos. Tanto es así que hemos llegado a hacer bueno al que pensábamos que fue regular o, incluso, sacar de la profundidad del hoyo al que considerábamos insuperable por malo.

A la espera de que, como dice el dicho, el tiempo todo lo cure, hemos de seguir anclados en este calvario. El régimen chavista ha encontrado hueco en la vieja Europa de la mano del necesitado sanchismo, estando por ver las limitaciones que impondrá a la hora de permitir las quejas y el grito al cielo en su contra. Es fácil prever que se nos avecina una difícil travesía en el desierto.

Estar en manos del “trio maravilla”, con sanchistas, populistas de palacete y separatistas de pelaje vario formando el frente anti-España, acumula un nivel de desgracia y penuria que todavía es precipitado pronosticar. Daños que no serán recuperables o metabolizables por muchas naranjas que se coman por el camino.

Lo que sabemos es que, si pueden, no van a dejar títere con cabeza. Es el momento de depurar y colorear al gusto, sobrando todo lo que no les cuadre o pueda cuestionar su sectarismo.

Ya lo vimos hace una semana en la cúpula de la Guardia Civil, siendo ahora el turno para una nueva vuelta de tuerca en la televisión pública. No se puede interpretar de otro modo el cese de corresponsales experimentados y con una trayectoria profesional incuestionable. Doy por supuesto, con toda la hipocresía que lleva implícita al venir de un comunista con servicio doméstico en su palacete, que recordará a los cesados que “cierren la puerta al salir”.

Necesitamos cerrar cuanto antes este capítulo de nuestra historia en la que el objetivo es destrozarlo todo, minimizando en lo posible los efectos del paso por el poder de la “terna del mal” y manteniendo la esperanza de que no hay mal que por bien no venga.

Javier Megino – Presidente de Cataluña Suma Por España