Pocas dudas tenemos respecto de la actuación maliciosa e interesada que ha tenido lugar en un sinfín de casos en los que se evidencia de un modo exagerado el mamoneo sanchista. Aun así, hay uno en el que la situación se convierte en todavía más ridícula al tratarse de una colocación exprés para ocupar una plaza de alto cargo público vinculada al mundo de las artes escénicas y la ópera en la Diputación de Badajoz.

Es inevitable que nos salga la sonrisilla al pensar en esa pasada de frenada de la ingeniería contractual fraudulenta y corrupta del sanchismo. Una estratagema que ha pretendido colocar al tete David dando pie a un ejemplo de nepotismo que nos deja a todos alucinados. Es increíble la capacidad de inventiva de los que necesitan chupar de la teta y vivir del cuento.

Se trata de un ejemplo actualizado de una costumbre que ya sabíamos de antemano. Este escándalo se ha sincronizado con la salida a la luz de las numerosas colocaciones de mujeres de buen ver, de las que me ahorraré mencionar sus especialidades, que tuvieron lugar para la satisfacción del que fuese el flamante número dos del PSOE. Un personaje que, una vez caducada su patente de corso tras hacer renacer al acabado Sánchez, debe gestionar de forma dosificada su venganza tras verse arrinconado y ninguneado. Nadie puede estar seguro a la sombra del maligno.

Es imposible encontrar una demostración empírica mejor que la que tiene que ver con el hermanísimo para poder demostrar, sin riesgo alguno a equivocarse, de que estamos ante una verdadera mafia corrupta con el sello del impresentable inquilino de Moncloa. Otra cosa es lo que los medios controlados y las mentiras del Gobierno nos digan, intentando nuevamente manipular a esa parte de la sociedad cautiva que les seguirá apoyando pese a todos sus desmanes.

Tanto es así que, viendo la escapada alocada de Miguel Ángel Gallardo, secretario general del PSOE extremeño y responsable de la colocación a dedo, sabiendo que iba a ser condenado por delitos de tráfico de influencias y prevaricación, ha urdido un plan de huida que ha supuesto el cese fulminante de una diputada autonómica y el pisoteo de los derechos de cuatro candidatos de la lista del PSOE que estaban por delante suyo, para lograr ocupar la vacante y alcanzar la impunidad que lleva implícito el aforamiento por la condición de diputado. Insultante comportamiento de otro personaje del sanchismo angustiado e inquieto ante la certeza de su paso por los tribunales.

Para colmo, tras su comportamiento rastrero al aprovecharse de las concesiones alcanzadas in extremis, nos vende la conveniencia de poner fin a ese privilegio que, en opinión de la mayoría y visto el comportamiento de miserables como Gallardo, debería haber caducado ya hace muchos años. Una eliminación que no tendría carácter retroactivo, como sería sensato y blanqueaba su humillante conducta, para así garantizar sus posaderas al saberse sin escapatoria y totalmente culpable.

Borja Dacalan