Terroristas, golpistas y un prófugo destacado como Carles Puigdemont tienen en sus manos el rumbo de España, porque de su voto afirmativo depende la posible investidura de Pedro Sánchez.
El Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez, ahora en funciones, ya durante los cinco años que ha gobernado España, lo ha hecho cruzando líneas rojas con aquellos que quieren dinamitar España y hacer un país cada vez más desigual entre españoles, permitiendo el incumplimiento de las leyes a los separatistas, acercando presos de ETA a Vascongadas, generando desequilibrios económicos, entre otras concesiones, sin embargo ahora se abre un panorama peor.
Tras el resultado electoral del 23-J que dio una ajustada victoria al PP de Feijoó en el Congreso y mayoría en el Senado nada parece cambiar, pese a que el secesionismo ha perdido apoyo social, de hecho los socios habituales habían sido ERC y Bildu junto a Unidas Podemos y ahora se suma al carro posiblemente Junts, el partido del prófugo golpista Carles Puigdemont desde Wataerloo con exigencias que ponen en serio peligro a España.
Sus líneas rojas está vez son muy nítidas y saldrán todavía más caras a los españoles, un referéndum de independencia vinculante sólo en Cataluña, una quita multimillonaria de la deuda catalana y amnistía para los golpistas independentistas. Eso supondría la fractura total de la sociedad catalana y por ende del conjunto de la sociedad española. Son palabras mayores y que buscan claramente el enfrentamiento El PSOE si tuviera sentido de Estado apoyaría antes al PP que jugar a la ruleta rusa y a saber como termina aquello, porque con Puigdemont ya sabemos los que lo conocemos que nada sale bien.
En cualquier caso, lo que es evidente que ahora nos está gobernando realmente la anti España y nos está pasando una gran factura sin la menor duda. Que gobiernen tanto las minorías genera tremendos despropósitos y desigualdades.
Erik Encinas