El separatismo malgasta esfuerzos a costa del erario público en apropiarse de Cataluña, y la Diada, que debería ser una fiesta de todos los catalanes, se convierte por está razón en un aquelarre secesionista.

El separatismo ha aglutinado 115.000 personas en la manifestación separatista de la Diada, según la Guardia Urbana de Barcelona. Cabe señalar que en el censo catalán de 2020, Cataluña tenía ya más de 7.7 millones de habitantes censados. No obstante, si vemos imágenes aéreas incluso hablaríamos de una cifra más reducida. En cualquier caso, muchas menos personas que otros años.

La diada de 2023 se da en un momento de gran inestabilidad política, social y económica en España, en la que el secesionismo es cada vez más radical, excluyente e hispanófobo tal y como les vengo también relatando en diversos medios de comunicación. Y también en el que el secesionismo catalán reclama un referéndum de independencia vinculante y una amnistía para los golpistas separatistas y todos los violentos secesionistas condenados, algo que supondría el fin del régimen español del 78, porque lo terminaría de destruir.

Además, hasta se han peleado entre ellos con altercados varios a lo largo del día y escenificaciones históricas falsas como la de glorificar al golpista y genocida Lluís Companys al que ponen de héroe catalán o al patriota español Rafael de Casanova de quién afirman fue un secesionista. Afirmaciones del imaginario independentista que no representan a la Cataluña real, plural y transversal. Una Cataluña que desde luego durante este 11 de septiembre no ha participado del aquelarre ‘indepe’ y ha preferido trabajar o disfrutar de su tiempo libre , pasando olímpicamente de las paranoias rupturistas que llevan a Cataluña a la decadencia y el enfrentamiento civil.

Erik Encinas