El incesante traspaso de competencias a la Generalidad de Cataluña demuestra una vez más que Pedro Sánchez con tal de mantenerse vende a España y especialmente a sus votantes catalanes

Desde 1978 en Cataluña no ha habido un Gobierno catalán que realmente empatice y apoye de manera incondicional a los catalanes que se niegan a la independencia de esta región. Todo ello, con la complicidad de manera directa o indirecta de distintos Gobiernos nacionales que no han cesado en conceder concesiones a los grupos minoritarios separatistas. Sin embargo, las legislaturas de Pedro Sánchez han sido el remate final. Ahora todo vale, la Constitución ha quedado en papel mojado.

Los socialistas de Salvador Illa ganaron las pasadas Elecciones Catalanas en Cataluña, pero a la práctica, el golpista y prófugo Puigdemont es quién gobierna en Cataluña. Todas y cada una de las últimas concesiones del Gobierno de extrema izquierda de Pedro Sánchez a los secesionistas lo están demostrando de forma clara y rotunda. Algunas de ellas, ya están muy definidas como han sido el traspaso de cercanías, más financiación, condenación de la deuda o la gestión de la inmigración o de los puestos fronterizos con los Mossos d’Esquadra y no los cuerpos policiales estatales. Incluso el incremento de efectivos de Mossos para ello y un salario más alto que el de los policías nacionales y los guardias civiles, mientras que se desmantelan unidades especiales de la Guardia Civil como la UCO.

Es evidente que estamos asistiendo a un ataque brutal del Estado que se configuró inicialmente tras la transición y por lo tanto al fin de la conciliación y la igualdad entre españoles que se estableció en los años setenta.

Y es que Pedro Sánchez ha traspasado todas las líneas rojas que un Gobierno pueda cometer, y sin ni siquiera ganar unas Elecciones Generales, sino basándose en una barriopinta malgama de partidos antiespañoles y de ultraizquierda que mantienen un frente popular liderado por Sánchez que está dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder y si eso implica dejar tirados a sus propios votantes, a este ejecutivo radical no le tiembla el pulso en mentir reiteradamente y hacer lo contrario a lo que se dice. Y posteriormente sus cachas mediáticas hacen el blanqueo en los medios de comunicación como si nada hubiera ocurrido.

Por ello, los catalanes que respetan la ley y la libertad han sido abandonados a su suerte, siendo censurados, reprimidos y sin el amparo constitucional que corresponde y es hora de decir basta.

Erik Encinas