Nadie quitará la gloria a Rodríguez Galindo de haber derrotado a los malos.

1992, España lo tenía todo preparado para proyectarse frente al mundo, Sevilla acogería la Exposición Universal, Madrid se presentaba como Capital Cultural y Barcelona brillaría con nombre propio al organizar las mejores Olimpiadas de la historia.

ETA lo sabía y también se había preparado para provocar el mayor daño posible y exponer su fuerza frente al mundo. Entonces era fuerte, muy fuerte y manejaba muchos recursos., se había organizado bien., la cúpula dirigida por Francisco Mújica Garmendia “Pakito”, funcionaba como un reloj, los segundos escalones no se conocían entre ellos y ascendían al primer escalón cuando este caía, era pues imposible una desarticulación por efecto “dominó”, había que intentar algo inaudito, casi imposible, capturar a la cúpula entera y sin tiempo para reorganizarse.

Y ahí aparece un nombre Inchaurrondo, y un Jefe Enrique Rodríguez Galindo, mientras otros hicieron todo lo posible por obtener información de los comandos que podían operar, Rodríguez Galindo y sus hombres de inchaurrondo van un poco más allá, van a por la caza mayor, a por la cúpula entera si era posible y sino a la mayor parte de ellos, la operación la habían comenzado años atrás y nadie como el periodista que más sabe de ETA, mi amigo Jesús María Zuloaga, la ha descrito en este mismo periódico.

Sólo un líder indiscutible entre sus hombres como Rodríguez Galindo, podía manejar al minuto, al segundo, los movimientos claves de sus hombres y de otros colaboradores que algunos de los cuales permanecerán siempre anónimos.

El final 29 de marzo de 1992, la cúpula entera es desarticulada, Francisco Mújica Garmendia “Pakito” el último autentico líder de ETA, está en manos de la policía francesa. Galindo pide para verle, “Pakito” alza la mirada, Galindo se la sostiene y “Pakito” exclama,-Solo podías haber sido tú-.

Hoy los nombres de Galindo, los de sus hombres, el de Inchaurrondo, tratan de ser mancillados o permanecer en el silencio de los biempensantes y políticamente correctos. Pero nadie, nunca les quitará la gloria de haberles derrotado a ellos, a los malos.

José María Fuster-Fabra

Artículo publicado en «La Razón».