Las Naciones Unidas celebran desde 1975 el Día Internacional de la Mujer, el cual tiene su origen en las manifestaciones de las mujeres que, a principios del siglo XX, reclamaban el derecho al voto, mejoras en sus condiciones de trabajo y la igualdad entre sexos.

El día 8 de marzo es un día festivo en países como Rusia, Cuba, Alemania (solo en Berlín), y Afganistán.

Curioso que en Afganistán sea día festivo ante la dramática situación que viven las mujeres en este país.

Recordemos que en 1979 la Unión Soviética invadió a Afganistán con la idea de “ayudar” al gobierno comunista existente. Los soviéticos fueron derrotados y expulsados a manos de los combatientes islámicos, exactamente por los muyahidines , los cuales estaban apoyados por el gobierno de los Estados Unidos.

Este conflicto inicial derivó en una guerra civil entre las diferentes facciones afganas que surgieron en el país. Los talibanes tuvieron muchos adeptos basándose en la promesa de priorizar los valores islámicos, y consiguieron adueñarse de gran parte del país.

La implantación de su radical ideológica tuvo graves consecuencias para las mujeres, situación que ahora mismo siguen viviendo y de la que ya no se habla.

La retirada de las tropas estadounidenses puso en el punto de mira a aquellas mujeres que , con toda probabilidad, iban a perder las libertades y derechos que habían conseguido recuperar.

La comunidad internacional parece no acordarse de ellas y se ha pasado de múltiples reivindicaciones al más absoluto olvido.

Las mujeres han desaparecido de la vida pública. No se les permite integrarse en la mayoría de puestos de trabajo, no pueden participar en programas de televisión, se excluye a las niñas de la educación secundaria,tienen restricciones a la movilidad, se ha eliminado el Ministerio para Asuntos de la Mujer y se ha sustituido por el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio.

Nadie sale a la calle para dar visibilidad a esta lacra, excepto las propias mujeres afganas. Desafiando al gobierno de Kabul siguen saliendo a la calle para recuperar su derecho a la educación, al trabajo y a la participación política.

Saben que alzar la voz tendrá consecuencias negativas para ellas pero se niegan a vivir con miedo, controladas y eliminadas de la sociedad.

El próximo día 8 de marzo se organizarán manifiestaciones y se leerán manifiestos a favor de la mujer, incluso es posible que alguien hable de la mujer afgana, pero la hipocresía latente en aquellas que son más feministas que nadie, las volverá a dejar en evidencia.

Eva Higueras

Artículo publicado en “El Correo de España”.