Señor Presidente,

La paz, la libertad y la democracia de España, no se mercadea. Los españoles, – lo escucho todos los días en calles de pueblos y ciudades de España -, le pedimos que dimita. Le hemos tendido constantemente la mano para corregir sus excesos y deriva durante cuatro años, y no ha querido hacernos caso.

Hoy le reprueba, solemnemente, en moción de censura abierta, el pueblo español, de cualquier ideología, pero que respeta, cumple y quiere la concordia, la paz y la Constitución. Supongo que estará de acuerdo en que un presidente de Gobierno no puede hacer lo que usted ha hecho el pasado jueves en Bruselas.

Un presidente de Gobierno jamás puede desde el extranjero hablar por mínimo que fuera, mal de su nación, además, incendiando la convivencia, en vez de ser imparcial y moderado, pero en su caso ha declarado que “Hoy la derecha y la ultra derecha han tratado de amordazar al Parlamento de España” …. ” la democracia va a prevalecer frente al atropello, ya sea de los magistrados conservadores , la derecha política o mediática, que ha intentado esta operación incalificable”… “Hoy el Parlamento ha podido ejercer su tarea con plena normalidad. y a pesar de este “”complot tan burdo”” de la derecha y de la extrema derecha”.

Usted, nos ha recordado al golpe de Estado del presidente de Perú, de hace pocos días, – si bien allí no está horadado el Constitucional, como aquí hace usted para dominarlo y forzarlo – solo que con una autodefensa muy sofisticada, queriendo imputar un golpe a los demás, pero muy mal tejida, una especie de “Excusatio non petita, accusatio manifiesta” , no se le exigían excusas, al tiempo que no podía ocultar su culpa, sobre un autogolpe a España que usted está liderando haciendo todo lo contrario y desde hace cuatro años a lo que un presidente de Gobierno hace. Emulando a los sediciosos – son sus socios, no hay excusa posible – de Cataluña, que desprecian al gran pueblo catalán, pero liderándolo esta vez usted…. , perdóneme, de locos…, por decirlo suave y educadamente.

Usted ha traicionado la confianza de sus electores antes de las elecciones, y después , ha traicionado su palabra continuamente, se ha traicionado usted a si mismo, traicionando con ello, dada su alta misión y responsabilidad, a todos los españoles. Nos ha mentido.

Es tan grave su constante actuación, es tan grave lo que usted ha consumado por último esta última semana, es tan grave el fondo, es tan grave la forma, son tan graves sus silencios y son tan graves sus palabras, que usted debe pedir perdón a todos los españoles y debe a continuación dimitir.

Le escribe un español de a pie, uno de los 47 millones de españoles, pero usted sabe igual que yo que España entera desde la izquierda a la derecha le reprueba sin ambages. Usted desde Bruselas ha consumado una traición a España ,si, desde Bélgica y sin acudir al Congreso de los Diputados para aprobar las leyes que usted con tanto oscurantismo y tanto acuerdo secreto con los enemigos de España, sean los que usted indultó por sedición, y que están encantados con lo que usted ha hecho esta semana, pero le devuelven desde el mismísimo presidente de la Generalidad, el favor, diciendo que no pararan hasta la independencia; sean sus socios con los que usted también acuerda, cuyo jefe es un terrorista, – ¿ cuantas veces le digo, cuantas…que con ellos nunca pactare? -, que le apoya presupuestos por presos, y le dice que usted es lo que es gracias a el y sus colegas, o de los que usted también es tan amigo aunque declarara no poder dormir con ellos y junto con usted el 95 por ciento de los españoles, en palabras suyas, y que desde el mismísimo Gobierno subvierten todos los días el estado de derecho, atacan a la justicia, al Rey que es el Jefe de Estado, con su consentimiento, y por tanto aplauso, sin que usted no diga nada; y todo ello propiciado voluntariamente por usted mismo. ¿Cree usted que es mínimamente ético y sensato subsistir así, y organizar y pactar todo ello con delincuentes, todo un presidente de Gobierno? ¿ es que estamos locos?

Usted desde Bruselas, junto a los suyos, ha llamado a los españoles que cumplen y respetan la Constitución y las leyes, piensen lo que piensen, diciéndoles que están dando un golpe de togas y tricornios y usted desde

Bruselas, junto a sus ministros y parlamentarios en Madrid, han advertido amenazando a los jueces para ver lo que hacen…, han advertido y amenazado al Tribunal Constitucional para ver lo que hace… mientras ha eliminado el delito de sedición que protege que nadie pueda repetir lo que hicieron los que usted indulto, y que proclaman todos los días volver a hacer, suponiendo la absoluta desproteccion contra los atentados a la unidad de España, eje central de la Constitución. Usted ha corregido el delito de malversación para permitir que los sediciosos no devuelvan y no paguen por todo lo robado a todos los españoles y que puedan presentarse a las nuevas elecciones, en una pseudoamnistia. Usted ha retorcido ilegalmente y anticonstitucionalmente los procedimientos de elección del GGPJ y del Tribunal Constitucional, a sabiendas de que no lo puede hacer, y siendo la independencia de la justicia eje de la división de poderes, y por tanto de la democracia, y la independencia del Tribunal Constitucional eje de la salvaguarda de la norma suprema del Estado. Todo hecho por usted perfecto sabedor de ello.

Usted pervierte a sabiendas las funciones del Parlamento y la garantía para todos los diputados, usted da instrucciones a parte del Tribunal Constitucional para que bloquearan el pasado jueves la decisión de dicho Alto Tribunal, de cara a la votación de leyes fundamentales que no se pueden elaborar legislativamente de esa manera. Usted ha obviado muchos, necesarios, e importantes informes preceptivos para la elaboración de esas leyes y no ha escuchado a los letrados del Congreso, que ven ilegal la reforma respecto al CGPJ y el TC, tampoco su presidenta, que hace lo que usted manda a la vista de todos, fagocitando así usted el legislativo.

Usted trata desde Bruselas y durante el fin de semana, de defender lo que usted sabe que es indefendible, rodeándose de apariencia de legalidad, para seguir engañando a los españoles, cuando la ha conculcado de forma flagrante junto a otras muchas veces.

Señor Presidente, usted debe dar inmediatas explicaciones por su comportamiento, pedir perdón y dimitir. Es el clamor general que recorre España, de izquierda a derecha y de cualquier votante, de tantísimos miembros tan respetables de su partido, o incluso de quien decide no votar, pero que anteponen todos ellos, siempre, – cosa que usted no hace -, el respeto, y cumplimiento del espíritu y letra de la Constitución, con lealtad constitucional, que usted ha transgredido, pues sin esa lealtad no hay sentimiento constitucional, y sin el, no hay orden ni convivencia. Todo ello amordazado y vilipendiado por usted.

Señor Presidente, usted debe dimitir, ha traicionado la “Bona Fides”, trascendental, para poder ejercer el respeto y cumplimiento de la Constitución, en espíritu y letra, que por cierto ha de controlar siempre el poder, y como marco supremo de convivencia en paz de forma civilizada; y por ello debe dimitir, pues usted ha constatado ante las democracias de Europa y ante las del resto del mundo, que traiciona todos los días a España, y ha denigrado de forma muy grave la buena imagen y el buen nombre de nuestra nación.

Señor Presidente, usted no solo ha perdido la confianza del pueblo español, usted le ha mentido y le sigue mintiendo permanentemente, y además voluntariamente, día a día, estando constantemente advertido y llamado pacientemente por todos, hoy una vez más, a la completa rectificación de sus planes y de sus actos.

Los españoles cumplimos fielmente y lealmente con la Constitución y con las leyes y usted está legislando injustamente a conciencia, lo que añade gravedad extrema a su actuación y usted quiere abordar la Justicia y el Tribunal Constitucional, para tenerlos a sus órdenes y que cumplan sus oscuros planes con apariencia legal y democrática, con miembros que han sido de su Gobierno, o afines siempre a usted y sin ningún disimulo, desoyendo reiteradamente los avisos, recomendaciones y mandatos europeos para proteger fielmente la independencia de los jueces y tribunales.

Hace muy pocas fechas el primer Ministro de Gran Bretaña y la primera Ministra que le sucede han dimitido por cuestiones importantes pero menores o ridículas, diríamos, en comparación a lo que usted hace sin que usted dimita, ni nadie de su Gobierno, por muchos hechos gravísimos de todos los días.

Eso no es nada bueno ni saludable en democracia, y confirma la necesidad monolítica instruida por usted, de que nadie dimita para cumplir un plan muy maligno, y lo que usted ha hecho estos últimos días lo reconfirma ante los ojos de todos los españoles, ante Europa y el mundo, con su actitud muy poco ejemplar y desde el jueves extremadamente grave al conculcar los preceptos básicos de nuestro ordenamiento con incumplimientos, imposiciones, acciones, chantajes, amenazas, y planes y pactos de presente y futuro, con delincuentes, que desvelan definitivamente su golpe y traición a España, bien urdido, sin duda, con muchos pasos previos muy calculados, y salido a la luz con toda crudeza.

Es perverso, por insólito que usted apoyara el 155, para que España siguiera “conectada” y ahora quiera “desconectar” España de los españoles, y expropiársela, como si España fuera su predio particular invitando a dormir a socios indeseables, y nos quiera hacer despertarnos con delincuentes que han decidido sustituir a los verdaderos dueños.

Pero si todo es de una factura incomprensible para cualquier persona normal, lo que es la sublimación de su traición es que persiga con muy sofisticada ingeniería la discordia y el enfrentamiento de los españoles. Eso es un plan que jamás usted debió hacer. Eso no lo hace nunca un presidente de Gobierno. La paz de los españoles es sagrada y hace más de cuarenta años nos dimos todos un abrazo de perdón y reconciliación que nunca quebrará, y menos porque alguien mercadee ignominiosamente con los enemigos de nuestra nación, la paz del pueblo español.

La verdad, ha de resplandecer definitivamente. Si algunos de los hechos constatados que le refiero, no son ciertos, estaré encantado de pedirle perdón, eso sí, en conversación personal, cara a cara, para poder tener la ocasión de dialogar con usted, un verdadero “diálogo” , donde se diriman todas las cuestiones, pensando única y exclusivamente, en el bien de todos los españoles. Queda usted emplazado.

No soy nada ni nadie, soy de la sociedad civil de base, pero tengo la mayor credencial para decírselo, la más cualificada de todas, la de ser español, y el honor de ser uno de sus cuarenta y siete millones, el último. Dimita por dignidad, y por salvar la honra de la alta institución que preside.

Amalio de Marichalar

Artículo publicado en “La Razón”