«Ha sido una lección de altura política para el Gobierno, pero también para todos los demás»
Unas sesiones históricas han acontecido en el Congreso esta semana.
Por primera vez en democracia, una moción de censura ha elevado su razón de ser mucho más allá de su carácter de herramienta constitucional para propiciar un cambio constructivo de gobierno. Hay momentos de excepcional trascendencia, en la historia, por la gravedad de la situación, y este es, sin duda, uno de ellos, por encima de si tácticamente es momento o no lo es, por encima de cálculos para más o menos votos y de posiciones estratégicas de cada partido por muy legítimas que sean.
Antes de todo eso está el interés de España, y solo ese, – parecen no entenderlo -, e independientemente del partido que la promueva. Sin otras interpretaciones. Esto hoy lo ha promovido Vox, – y es muy de agradecer- , y si mañana lo promueve cualquier otro partido constitucional de izquierda, centro o derecha diré exactamente lo mismo . Repito, antes de nada, en tal situación excepcional, como en la que estamos, cualquier instrumento democrático es válido, sin cálculo.
Jamás en las pocas décadas que llevamos de democracia ha habido que también con carácter excepcional utilizar una herramienta prevista, y que formalmente no tenía opciones, para legitima y legalmente elevar su función a la llamada de atención, para la mismísima protección del ordenamiento constitucional y de los fundamentos de la democracia.
Nunca se tuvo que prever tampoco, que además de las elecciones, como máximo exponente de la voluntad democrática, hubiera que utilizar otros recursos para pedir el anticipo de las mismas, para dar respuesta a un clamor general de la sociedad pidiendo a gritos esa consulta anticipada ante los gravísimos hechos acumulados de estos últimos años.
Nunca, es nunca, ya que en democracia, con absoluta normalidad se anticipan elecciones cuando los hechos que concurren en cualquier gobierno en el momento que degradan la confianza de los electores, provocan dimisiones y si los hechos se repiten gravemente, deviene en la lógica caída del gobierno.
Si un gobierno no dimite por dignidad democrática, como es el caso, con montañas de hechos probatorios que denigran el normal devenir de la responsabilidad gubernamental, una fórmula como la moción de censura adquiere relevancia añadida por mucho que técnicamente se sepa de antemano que no sale. Son los bienes supremos de protección del imprescindible marco democrático y de los intereses de todos los españoles los que han de anteponerse sin que ello cause una sorpresa hipócrita, en unos y en otros, por mucho que ello se salga de los canales habituales. Una moción de censura, en efecto, ha de ser constructiva. Pues bien, más constructivo no hay, que retratar solemnemente en sede parlamentaria ante todos los españoles y ante toda Europa, la situación tan grave en España.
Por todo ello, el hecho de haber encabezado esta moción el profesor Don Ramon Tamames supone un verdadero lujo por ser alguien de su trayectoria e independencia quien con máxima autoridad haya podido hacer un análisis y diagnóstico sosegado de la situación por la que atraviesa España, habiendo propuesto las directrices esenciales para corregir de raíz esta situación.
La llamada a la moderación, la vuelta al espíritu de la transición, a la concordia, lealtad, y al pacto constitucional y su aplicación de buena fe, la llamada a la unidad de España , a la Monarquia Parlamentaria , a la Constitución, a la bandera, al estado de derecho, la división de poderes y la independencia judicial, son de tal trascendencia, que solo ello supondría llámese moción , sesión extraordinaria, pleno monográfico, o como se quisiera, un motivo para repetir en sesiones ad hoc, varias veces al mes, en la situación actual.
Solo ello es para agradecer profundamente al profesor Tamames por ser la voz más autorizada de todos los actuales representantes en el Congreso y participe desde uno de los partidos y sectores esenciales, en este caso desde la izquierda, del abrazo y perdón que nos dimos todos los españoles.
Además de otras muchas propuestas indispensables e inteligentes para un gobierno responsable en el campo económico, ambiental, social, laboral, agrario, de relaciones internacionales y en especial con Hispanoamérica etc…por lo demás, esencial también haberlo aprendido de él estos días, para un nuevo gobierno; lo verdaderamente relevante por imprescindible y absolutamente necesario en este momento es a lo que me he referido en cuanto a la concordia y respeto máximo a lo que nos dimos los españoles, hoy quebrado tan irresponsablemente por este gobierno.
Es más, el esfuerzo constante que el profesor ha hecho para conducir las sesiones por la vía de la serenidad y llamada a la concordia, coherencia y la lógica más aplastante; con mucha falta de respeto y educación ha sido pretendidamente ninguneado por el mismísimo presidente del Gobierno, así como por el jefe de filas de su grupo parlamentario y desde luego por otros grupos … pero de ellos era previsible.
No se ha podido entender cómo el presidente de Gobierno no ha contestado a cuestiones esenciales de política internacional, como la incógnita no debatida en el parlamento relativa a Marruecos, o las disposiciones de cara a la trágica guerra en Ucrania, o tampoco dando respuesta a la demanda por los ataques a la justicia, la caprichosa y gravísima modificación del código penal a solicitud y medida de condenados por golpistas o la perversa transformación de la verdad histórica vía boletín oficial del Estado, además de la no explicación a los gravísimos déficit económicos o el por qué del desprecio a la lengua española en España, en especial en Cataluña, o una nueva ley electoral que equilibre la representación, o la erradicación de la corrupción, entre otras muchas preguntas sin contestar, y sin embargo utilizar la técnica de horas de monólogo, a lo comunista trasnochado, tipo asamblea general china o cubana, leyendo papeles nada que ver con lo que se debatía y se le preguntaba.
Una falta de respeto y de mínima educación que ha tenido su expresión visual última al no despedirse el presidente del Gobierno del Candidato y salir despavorido sin decir ni adiós.
Ello, precisamente, no hace sino reafirmar la importancia trascendental de esta moción donde el profesor Tamames ha podido dar una lección de cortesía, de lo que el presidente del Gobierno también carece, y de plena convicción democrática, respeto al oponente, sentido de estado y condición indispensable para creer en el valor de la democracia por mucho que se piense diferente.
Una lección de altura política para el Gobierno, pero también para todos los demás. Una lección de verdadera política de estado, de respeto y concordia, de verdaderos conocimientos e inteligencia, anteponiendo siempre los altos intereses de España. Una verdadera propuesta de gobierno sin hipotecas perniciosas y oscuras. Un ejemplo único para un Gobierno, que hoy envilece, provoca, divide y defrauda. Un verdadero ejemplo, también, para lo que debe ser cualquier Gobierno en España.
Terminábamos la segunda sesión y hoy me prometía no hacer relato de hechos de gobierno inconcebibles de cada semana, pero como digo, acabábamos dicha moción, y se mantenía oculta y reservada, para no “deslucir” al Gobierno, la dimisión de la Directora de la Guardia Civil, por imputaciones a su marido y quien sabe si por muchas más cosas. Una desvergüenza, que sin embargo, en tiempo real de moción de censura, es la demostración de la mala praxis de este Gobierno. Oculto también, el aval de un Tribunal Constitucional a las órdenes del Gobierno, a la ley de educación y de eutanasia, elaboradas sin consenso alguno y atacando principios básicos. Gravísimo en democracia.
Otra forma de hacer política ha quedado demostrado delante de todos los españoles que si es posible hacerla, y además es urgente y necesaria. Una nueva forma de hacer por el bien de todos los españoles que es verdaderamente lo que honra poder trabajar por el progreso de todos en un mundo moderno y no el “progresismo” trasnochado y decrépito, de “ regreso” a la caverna de los vicios y fantasmas, de odios viscerales, fanáticos, tristes, amargos y caducos, del que presume como gobierno de la “gente”, pero que solo se basa en esos odios y miserias superadas felizmente por el conjunto de la sociedad, por mucho que se empeñe en dividirnos.
Por supuesto que ha sido una moción constructiva y que si no existiera habría que inventarla; donde se ha destapado un lenguaje acomplejado, de nubarrones negros y vampiros y actitud fratricida, auspiciado por este Gobierno, – mira que es triste… – , y que el mismo profesor Tamames no creía que pudiera llegarse a ese extremo y aún así lo ha domado y extirpado. Un lujo impagable para todos los españoles. Una mezcla, si, pero claro que si, de “potestas”, pues ha ganado la moción por muchos largos, más allá de lo estipulado en la norma, -lo sabe bien el presidente del Gobierno- y de “auctoritas”, en la que ya quedará para la historia como ejemplo imbatible.
Tome buena nota el Gobierno. El Candidato, profesor Tamames ha hecho algo único en más de cuarenta años de democracia, como ha sido única también la histórica manifestación de la sociedad civil en enero y todos en defensa de los fundamentos de nuestra democracia, de la unidad de España y de la Constitución. El profesor Tamames ha dado un aldabonazo muy profundo en la conciencia de todo el Gobierno y de todos los políticos, llamándoles a poner fin a esta situación ante tamaña deriva inasumible, injusta y sin calificativos, y su aldabonazo es el mismo que claman unánimemente los españoles de bien, si, de bien, que son por suerte la más aplastante mayoría, y son todos los que de cualquier condición, sector, posición, estatus e ideología respetan la Constitución y la ley y que además creen en valores esenciales e inmutables, como la honestidad, la verdad, la palabra, el respeto y la imprescindible mínima dignidad.
Muchísimas gracias al profesor Tamames, con el que ya estamos en deuda permanente, por haber hecho este servicio impagable y además histórico, a una España moderna, que no merece regresar a tiempos oscuros, como los que denuncia el parlamento europeo, advirtiéndonos por trágicos, no repetirlos jamás, llamando a lo mejor de las conciencias para de una vez por todas pensar sólo en el bien de todos los españoles de las presentes y de las futuras generaciones.
Amalio de Marichalar
Artículo publicado en «La Razón».