“El presidente del Gobierno en funciones no cumple con esos estándares mínimos de comportamiento”.

Cuando se traspasan todas las barreras, lícitas, legítimas y éticas, cuando se saltan todas las fronteras de los fundamentos básicos de la democracia y también de los fundamentos básicos de la decencia, pero cuando también se quieren anteponer los caprichos de la mala política, a la ley y al derecho. Cuando todo eso es así, con firmeza absoluta desde la sociedad civil de base reclamamos al presidente del Gobierno en funciones, que ni siquiera ha felicitado al partido ganador de las elecciones, que renuncie a su aspiración a presidir nuevamente el Gobierno de la nación.

Nada tiene que ver con las posibilidades de la aritmética parlamentaria, ya que es anterior a todo ello. Es sencillamente lo mínimo exigible a cualquiera. Sabemos bien lo que ella – la aritmética parlamentaria – ofrece dentro de nuestro sistema. Pero hay una excepción que trasciende la puridad de la norma. La excepción, es cuando quien opta a la renovación, no cumple con los mínimos estándares de los comportamientos y normas que la sociedad nos damos para ejercer diariamente nuestro trabajo y nuestra responsabilidad.

El presidente del Gobierno en funciones no cumple con esos estándares mínimos de comportamiento y tampoco con las exigencias y estándares rigurosos internacionales, para ejercer un cargo de tan alta responsabilidad.
Todo ello es anterior al ejercicio y potestades que otorga la norma. Se trata de tener o no las mínimas capacidades éticas, de buen comportamiento, de ejemplaridad y de búsqueda del bien, previas todas ellas para el ejercicio del cargo.

A todos se nos exige un mínimo comportamiento y compromiso ético, una mínima garantía de mantenimiento de la palabra, un mínimo compromiso con el bien, una mínima capacidad de otorgar confianza, una responsabilidad mínima necesaria para ejercer un cargo que trabaje buscando un comportamiento ejemplar y el cumplimiento de unas normas que la sociedad nos demanda y espera de toda persona normal.

El presidente del Gobierno en funciones no cumple ninguno de esos requisitos. Si todos los demás cumplimos con las exigencias que la sociedad impone, ¿por qué el presidente de un Gobierno ha de ser la excepción? El presidente del Gobierno en funciones ha traicionado sus propios compromisos, su palabra y promesas, y con ello ha traicionado a los españoles. Creo que se ha acabado poder admitir que una persona con tan alta responsabilidad nos mienta, nos engañe, y se crea con la autoridad para volver atrás sus propios compromisos y promesas. No es en absoluto ni mínimamente serio, ni mínimamente honesto, y solo por ello debe dimitir.

No se le puede permitir manipular al conjunto de españoles empezando por sus propios votantes, y ser el único español al que no se le exija, inmediata explicación, se le exija pedir perdón, y como consecuencia la dimisión. No es quien para creer que es el único español que tiene árnica para hacer y deshacer a su gusto. No es quien para exigir a los demás lo que él no se exige a sí mismo y lo que voluntariamente no cumple. No puede ser el único español que se salte las mínimas normas de comportamiento, de ética, de dignidad, de educación, de decencia y de saber estar, cumpliendo, y sin mentir. No es un rey o un dignatario absolutista, por mucho que quiera. Eso se terminó.

No puede ser el único español de la historia- por mucho que quiera- que pacte ilegítimamente y con un comportamiento ilícito y criminal, en fraude de ley, a oscuras, y con nocturnidad y alevosía, con quienes son criminales, delincuentes, malhechores, terroristas, prófugos, involucionistas, golpistas, malversadores y ladrones, prevaricadores, y asesinos retratados en listas electorales ensangrentadas. No se puede permitir a ningún español, que haga lo que le venga en gana, si es para dañar al prójimo, y menos transgrediendo la Constitución y la ley, y siendo desleal a ello, y por tanto tampoco a él que se salte los más elementales códigos y preceptos lícitos, éticos y de la decencia, pues a ninguno, en ningún sitio, jamás se nos permitiría. Eso se aprende y se ha de asumir desde párvulos.

¿Alguien puede imaginar que el único español que tiene permiso de saltarse la decencia sea quien opta a reelección como presidente del Gobierno? ¿Alguien puede imaginar que el único español que tiene permiso para saltarse la decencia, y se admita la excepción, es porque pacta con malhechores, delincuentes, criminales, golpistas, prófugos, terroristas, ladrones y asesinos incluidos en listas electorales ensangrentadas, y eso sea el mérito de excepción que le autorice y que le distinga del resto de españoles?

¿Podríamos los 48 millones de españoles actuar así por nuestro capricho, tener de socios a crimínales y terroristas – cuando hoy te piden hasta un certificado médico o de protección de datos y de origen de tus ahorros exhaustiva para abrir una cuenta-, y no admitir que se nos prohibiera?

No. Para ejercer cualquier cargo hay que demostrar una trayectoria intachable, una seriedad y unas normas básicas de comportamiento y de saber y querer entender la vida con corrección y ejemplaridad. El presidente del Gobierno en funciones no cumple nada de ello. A la vista está. Usted no está legitimado en absoluto para pactar con jefes de los partidos con los que negocia y a oscuras, que son malhechores, delincuentes, criminales, golpistas, terroristas, insurrectos, fugitivos, malversadores ladrones, prevaricadores, y asesinos en listas electorales ensangrentadas.

Eso no es admisible, ni decente, ni ejemplar, ya que ningún español, del pensamiento que sea, pero que es leal en espíritu y letra a la Constitución, -y usted no lo es -, puede hacer lo que usted hace estos días, ni es mínimamente presentable – es una ignominia y mísera vergüenza – en la presidencia europea de España. Los españoles no le han autorizado a ello, y si tiene alguna duda hágales, directamente la siguiente pregunta, ya que lo demás es engaño, fraude y manipulación: ¿Puedo acceder a un nuevo gobierno pactando a oscuras con los jefes de los partidos con los que hablo que son malhechores, delincuentes, criminales, golpistas, insurrectos, fugitivos, terroristas, malversadores ladrones, y asesinos que aparecen en listas electorales ensangrentadas? Por favor, cuando tenga la respuesta, siga actuando en consecuencia, y no se escude en lo que le permite la ley, ya que está haciendo fraude manifiesto de ella.

Amalio de Marichalar.