Un puñado de burgaleses que a diario defienden la Constitución, el Estado de derecho, la igualdad de todos los españoles, la independencia judicial, la división de poderes, la independencia de los medios, la libertad y la democracia, han cumplido un año ininterrumpido de manifestación reclamando con la palabra, la razón y la firmeza absoluta que se necesita, todo ello.
Podría parecer extraño en una democracia europea, pero cuán necesario hacerlo en esta hora de España. Muy difícil me resulta escribir estas líneas cuando la principal preocupación de todo español de bien es sumarnos al enorme dolor de una tragedia que comenzó el martes pasado en Valencia, y extendida a otros puntos de España.
Una tragedia que nos tiene agarrotados y llorando a todos los españoles hora tras hora y de la que no vamos a poder salir fácilmente. Una tragedia con muchísimos muertos y desaparecidos y con familias destrozadas. Una tragedia que no tiene precedentes por su ensañamiento y que nos obliga a todos a dar lo mejor de nosotros mismos y a unir todas las fuerzas posibles.
Es esta situación es muy difícil escribir de nada más. Lo que se nos pide en conciencia es no hacerlo. He pensado mucho en ello y sin embargo debo también abordar excepcionalmente una situación, aunque de otra índole no comparable, también extraordinaria y excepcional.
A nadie se nos escapa que esa circunstancia es la que atraviesa España de forma absolutamente injusta. Es la que un Gobierno, que no sé cómo calificar ya y al frente su presidente como máximo responsable, está mostrándonos a diario traicionando los fundamentos más esenciales de la democracia, pero también de la decencia humana.
Un presidente de Gobierno que arremete contra los españoles de bien, independientemente de ideologías, y debe su cargo diariamente a la compra obscena y corrupta de los votos necesarios a golpistas, prófugos de la justicia y a filoterroristas. Un presidente de Gobierno que pacta una inconstitucional ley de amnistía, que ataca los fundamentos básicos de la democracia, española y europea, para seguir en la silla.
Un presidente de Gobierno que sigue sin reconocer a la oposición de Venezuela, siendo el único del mundo libre en no haberlo, y no denuncia como ha hecho Naciones Unidas a un criminal. Un presidente de Gobierno cercado por la corrupción. No hay palabras. Esta todo dicho.
Un Gobierno que ha hecho una dejación criminal de su responsabilidad y sigue haciéndolo a diario, mostrando su cara más inhumana, en la tragedia de todos los españoles comenzada el martes pasado. Simplemente, aquí no solo no tengo palabras, sino que se me atraganta la respiración y el dolor me atraviesa el alma.
Es por ello, que si he decidido escribir estas líneas para honrar a los burgaleses en su heroica reclamación de la libertad y de la democracia ya hace un año, y sumándose así mismo a esa misma reclamación que también ha cumplido un año Madrid, en Ferraz, a diario.
Honrar a quien en nombre de todos los españoles de bien, de cualquier procedencia y pensamiento está luchando infatigablemente, contra viento y marea, con mucho frío, con calor, con lluvia, con nieve, a diario, siendo la voz serena, justa, verdadera, sensata, firme, que defiende la libertad y la democracia, hoy conculcadas ambas por un Gobierno que no merece una hora más y que el mismo se ilegitima por sus hechos a diario.
Honrar a los burgaleses que en nombre de todos los españoles de bien, a diario, están siendo depositarios de la reclamación y el grito unánime de todos los españoles clamando por justicia, siendo el dos de Mayo del siglo XXI, donde el pueblo español revive la más determinante denuncia del impostor y lucha unido por la libertad y siendo también Burgos el ejemplo más visible del We The people de la Constitución americana sentando las bases esenciales del comportamiento y la aplicación de las columnas de la democracia.
Burgos, al igual que Madrid y otros pueblos y ciudades de España es ejemplo preclaro de lo que la historia habrá de reconocer como la más importante manifestación que jamás se ha convocado, a diario, desde hace ya un año seguido, en lucha por la democracia. Jamás en occidente y en una democracia consolidada se ha tenido que defender dicha democracia ante el derribo que desde el gobierno se esta haciendo de ella.
Burgos, por tanto, está en primera línea, por derecho propio, y haciendo historia de manera pionera en Europa, como así conocen al más alto nivel, todas las instituciones europeas, en defensa inquebrantable de los más elementales principios de convivencia y de los principios más esenciales de la democracia.
Burgos encabeza un ejemplo único, a diario, de dignidad, de responsabilidad y de patriotismo en nombre de muchísimos millones de españoles y encabeza la conciencia de una nación de siglos que generosamente ha sabido construir un legado imperecedero hasta nuestros días con el abrazo de reconciliación que nos dimos todos, que es un auténtico tesoro, y en bien de la seguridad, de la igualdad, de la justicia, de la convivencia, de la democracia y de la libertad de todos los españoles.
Amalio de Marichalar
Artículo publicado en «ElCatalán».