Queda demostrada, tras dicha alusión de los representantes del Gobierno de la nación y cumplida la desnivelada reunión monográfica con el separatismo catalán, que se creen realmente que esta dinámica de ceder, conceder y humillar a España, en beneficio del socio separatista, es lo normal.

Para estos impresentables parece que el trato que se brinda al Jefe del Estado al venir a Cataluña, obviando su presencia y ninguneando su figura como máximo representante institucional de nuestro país, forma parte de su normalidad. También dan por normal el hecho de reunirse con todas las comunidades autónomas, con presencia de sus máximos responsables, aceptando los costes de última hora que impone la suplicada participación del representante vasco, sin olvidar la guinda, que es dar coba y un tratamiento inmerecido con formato personalizado, al margen de la reunión con todos sus iguales, a los que nos insultan a diario a todos los españoles con sus reiteradas declaraciones, favorables a reincidir en sus pretensiones golpistas en el corto plazo.

Sentarse en una mesa cara a cara con insurrectos y negacionistas de la Constitución, negociando el futuro de Cataluña y, por ende, el de España, es del todo denigrante. Como lo es sentir el abandono de tu Gobierno nacional, capaz de avanzar en la hoja de ruta del social-comunismo y la venta a plazos de España, por el mero y bochornoso afán de mantenerse en el poder.

Levantarse a diario con la duda de cuál será la cesión que esté barajando el sanchismo, sin sopesar ni tener en cuenta los costes que pueda ocasionar, genera tensiones en exceso a todos los que amamos a nuestro país y debemos soportar tanta condescendencia con sus aliados contrarios a la vigente Carta Magna.

Ser conscientes del abuso reiterado que nos infringen los amos separatistas, al plantear los trueques implícitos por sus apoyos parlamentarios, deja muy mal sabor de boca. Algo especialmente significativo en el caso de Cataluña, donde la ampliación de las cotas de poder autonómico no supone una mejora en la gestión o la eficacia, siendo únicamente una toma de poder y descompensación en favor de los inútiles gestores de proximidad. La posibilidad de otorgar más concesiones a manos interesadas, infieles y nada leales, contrarias a los intereses y soberanía de España, hace saltar todas las alarmas. Da miedo pensar en la herencia que nos dejará Sánchez.

En definitiva, el sanchismo declara que la normalidad institucional ha llegado, por lo que lo que sucede con el rey en nuestra región, más el trato autonómico desnivelado, con bilateralidades indigeribles que irán a más, se convierte en una pauta normal de convivencia. Parece claro el interés por lograr que la sociedad interprete como lógico y necesario dicho trato preferente. El error es ser permisivo y comprensivo con los que aplauden a los que prenden fuego a las imágenes de la Corona y declaran abiertamente su insumisión e incumplimiento del vigente redactado constitucional, mientras se persigue y pretende poner piedras en la rueda a los que anteponen los intereses y el futuro de España.

Javier Megino
Presidente de Cataluña Suma por España