Como sucedió años atrás, con otro líder del separatismo al eximir de riesgos humanos a los catalanes pactando con sus amigos etarras, debo entender que el prófugo palaciego de Waterloo habrá gestionado algo similar con su socio Putin, al que no olvidemos le pidió miles de soldados de paz y con sonrisas para venir a poner orden en caso de que la insurrección golpista de la republiqueta catalana soviética siguiese adelante. Se me encoge el corazón, dados los acontecimientos que nos toca vivir en Ucrania, al pensar en la conexión entre ambos déspotas con afanes imperialistas, claramente vinculados con la violencia en sus dinámicas prepotentes.

En la actualidad dicho trabajo sucio, sin necesidad de contar con los aliados rusos, lleva en nuestra región el sello de los cachorros de geriátrico que, con más pena que gloria, siguen en su tarea corrosiva y violenta de, por ejemplo, congregarse en la Meridiana para su aquelarre, agrediendo a su libre albedrío a la gente de bien y asaltando a motoristas que no comulgan con su estupidez. Sin olvidarnos de otras hazañas violentas de los fanáticos aburridos, que van a pasar el rato a las universidades para apalear, graciosamente y con todo su cariño, a los integrantes de las carpas de entidades que defienden la legalidad vigente y viven en el mundo real. Todo podría empeorar con los refuerzos pactados en la conexión catalano-rusa.

Las comparaciones pueden ser odiosas, pero al buscar correspondencia entre política y farándula vemos que se puede llegar de payaso a presidir un gobierno, como le sucedió al presidente ucraniano, dándolo todo ahora por los suyos y con valentía, o al revés, tal y como vemos a diario con los impresentables que coparon y copan el poder de la Generalitat, creyéndose lo que no son. A esta miseria es a la que hemos llegado los catalanes, con tanta mentira y abducción de mentes, viéndonos representados por rufianes e inaprovechables bufones, tras acceder a cargos relevantes por sus posturas radicales y la necesidad imperiosa de vivir del cuento, con circo a diario.

Y, para colmo, siempre nos quedarán los que no huyeron de España y ahora hemos de soportar sus sandeces. Es denigrante que aprovechen el caos bélico, que nos acongoja a los que todavía tenemos sentimientos, para buscar similitudes de comportamiento entre España y Rusia. Ya les vale. Su extremismo les nubla la conciencia. Es poco acertada la comparación habiendo salido de rositas de un golpe de Estado. Tras ser unos privilegiados a los que se les ha cuidado y mimado en su mini estancia carcelaria (por no decir hotelera). Siendo agraciados con la bendición del indulto a cambio de apoyo parlamentario interesado en favor de gente sin escrúpulos, y con la certidumbre de ser los responsables absolutos de la quiebra en la convivencia, desarrollo, prosperidad y armonía social que había en Cataluña. La paranoia lazi sencillamente ha distorsionado, sin posibilidad de recuperación, sus mentes primitivas y oxidadas.

Javier Megino
Presidente de Cataluña Suma por España