Es escandaloso que, para estos inútiles que tenemos que soportar como representantes del Gobierno de España, toda queja por parte de la ciudadanía ante la nefasta gestión llevada a cabo sea catalogada, con todo el desprecio que quieren imprimir con el calificativo, como de seguimiento minoritario y bajo convocatoria de la extrema derecha.

Lo cierto es que ver a nuestro sector primario, en una apariencia que no parece minoritaria, con agricultores y ganaderos copando las calles de Madrid, dejando clara la insostenibilidad de su actividad productiva por el abuso en el precio de los carburantes y suministros, deja clara la fractura existente entre los que producen y los que solo saben poner trabas a la producción. Situación extensible a los transportistas que, ante el incremento del coste del gasoil, se ven ante la misma situación de quiebra que ahoga a nuestra agricultura, ganadería y pesca.

Por otro lado, puedo llegar a entender, dado el nivel del que partimos al pensar en esos señores, señoras y señoros que tenemos en el Gobierno, que se confundan al ver el simbolismo que, sin complejos, presentan los camioneros o manifestantes en sus convocatorias. Para esta colla de mediocres, el mero hecho de ver rojigualdas en las marchas es de extremistas. No perdamos de vista que están acostumbrados a reír las gracias a los que se manifiestan con las banderas que ellos aceptan, ya sea de los sindicatos comprados, la estelada o la de la franja morada, y les sorprende la actitud del mundo rural, que nos alimenta con su esfuerzo, reclamando atención con la bandera que nos une a todos como emblema, algo que para mentes retorcidas y limitadas se relaciona con posiciones extremas.

Estos gobernantes de pacotilla, que no ven lo que son ni sienten lo que representan, no aceptan que se les pida soluciones y se manifiesten alzando los símbolos patrios que ellos rechazan o ningunean. Nuestro sector primario merece atención. Produce los alimentos que todos comemos y representa a una parte importante de nuestra sociedad. La grave situación que han de vivir, que compromete su propia continuidad, requiere de planteamientos de mejora con urgencia, sin esperar con excusas de mentiroso. Y pueden reclamar sin sentir complejo de lo que somos, a pesar de la actitud de los que hoy nos gobiernan y son la cara visible de España ante el mundo.

Seguiremos a la espera de volver a ver en la calle las banderas que al socialcomunismo gobernante le gusta en las movilizaciones, algo que pasará cuando se produzca el relevo del actual Gobierno. Los sindicatos siguen en parálisis, digiriendo la subida exagerada de ácido úrico, mientras contabilizan las bonificaciones, subvenciones o millones a fondo perdido que han recibido para seguir en su dinámica de silencio social, mientras en el poder esté el tripartito del socialismo, comunismo y separatismo.

Javier Megino
Presidente de Cataluña Suma por España