Es sorprendente la postura que está tomando el Partido Popular a la hora de planificar los pactos de gobierno, en referencia a esas negociaciones que pueden ser necesarias tras la oleada electoral que nos espera antes del verano con la convocatoria de elecciones municipales y autonómicas. Todo ello sin que se nos olvide el esperanzador fin de año, para poner la guinda, con la ansiada cita para hacer efectivo y real el esperado relevo en la Presidencia del Gobierno de España.
No somos conscientes de los envites que nos tocará sufrir hasta ese momento, pero hemos de estar preparados para cualquier ocurrencia. De hecho, lo que se les ocurra en adelante, junto a lo que ya hemos ido soportando, puede modificar la decisión actual, supeditada en este momento al reparto del poder municipal y el de muchas de las taifas españolas. En este sentido, conociendo a los partidos políticos y sus corruptelas, parece poco acertado que el PP guiñe el ojo de forma prevalente a los compañeros de Tito Berni. Es muy poco alentador para el votante hacer una apuesta en este sentido. Quizás, con ese posicionamiento público, se conseguirá aclarar muchas dudas, consolidando electoralmente la desacomplejada tercera opción.
Hasta la cita con las Generales queda un largo trecho. Y, con el ritmo de destrozo que se ha puesto en marcha, no hay duda de que podemos ir a peor hasta entonces. Por eso, considero que la apuesta formulada definiendo al PSOE como principal aliado para gobernar, si fuese necesario, no tendrá valía en el momento en que el sucesor de Rajoy busque alojamiento en Moncloa. Para el público en general no cabe tal posibilidad. Con todo lo que habrá que arreglar tras llegar al poder, ya solo nos faltaría que los culpables del destrozo estuviesen arropando al nuevo presidente. Llegado el momento, seguro que sabrá encontrar mejor pareja de baile. Una pareja que todos tenemos claro y que no defraudará ni humillará el sentir de los españoles.
El paso del sanchismo por la historia de la política en España, su coalición interesadamente inquebrantable con el necesitado comunismo podemita y el cariño connivente con el separatismo, nos ha dejado marcados para siempre. Por eso, ante cualquier tentativa de afinidad con un tipo como Sánchez y su club de fans, la respuesta que se merece es: “vade retro”.
Javier Megino
Presidente de Cataluña Suma por España