Tenemos en Barcelona un Ayuntamiento sectario que es capaz de seguir haciendo gala al separatismo mientras se beneficia del apoyo electoral de votantes confundidos e infieles a dicho credo. En este sentido, es denigrante la utilización maliciosa de esos electores que siguen confundiendo aquel PSOE de González o Guerra con la miseria que hoy representa Sánchez o antes Zapatero. De todos es conocido que, con las urnas a la vista, se esfuerza el aparato del partido en aparentar que el PSC es un partido constitucionalista, cuando ya no lo es ni el propio PSOE, habiéndose convertido ambos en muletas de los desquiciados separatistas y golpistas.

Por eso, demostrando la vergüenza que nos gobierna en el municipio, no podemos disfrutar de visualizaciones públicas del sentimiento español de la ciudadanía barcelonesa, por ejemplo, viendo en plaza de Cataluña y con pantallas gigantes la evolución del equipo nacional de fútbol en la Eurocopa que se está celebrando en Alemania. Algo que no tuvo condicionantes para ver el logro del F.C. Barcelona femenino de la última Champions.

Lo mismo podría decir hoy, en un día negro y doloroso, al conocer la expulsión de exmilitares legionarios de su sede en el barrio de San Andrés. No cabe duda de que el destino de dicha Hermandad sería muy diferente en caso de que, en lugar de escucharse el himno nacional y ensayar desfiles castrenses, su uso fuese otro.

Estamos gobernados por el fanatismo sectario del separatismo, con el PSC como baluarte y abanderado de ello, mientras el Ejército es la institución más valorada por los españoles.

Javier Megino