No entiendo que nos ruboriza y mosquea tras saber el nombre, la afinidad, el parentesco o el vínculo con los que otorgan las plazas, en los nuevos nombramientos que han tenido lugar en el perímetro del nuevo Gobierno de la Generalitat del traidor Illa. No perdamos de vista que se trata de un integrante del séquito de correligionarios del mayor fraude que ha habido en España y que sigue residiendo en la Moncloa.

Los elegidos no dejan de ser hombres y mujeres colocados a dedo por el interés partidario, accediendo a empleos que no requieren de un proceso de selección. El nombre del elegido prioriza la proximidad, la ideología y el carné, lo importante es aprovechar la ola y surfear los presupuestos. En este sentido, no olvidemos el postureo de la anterior alcaldesa podemita de Barcelona ante este tipo de contrataciones o lo protagonizado por el actual alcalde de la Ciudad Condal. Por tanto, no debe ser sorpresa el comportamiento del recién investido como presidente autonómico. Son naipes del mismo palo.

La cifra cercana al millar de asesores que tiene Sánchez para el desgobierno de España son el mejor ejemplo y el camino a seguir. Al fin y al cabo, sus exagerados sueldos los pagamos entre todos y, para el sociocomunismoseparatista gobernante, el dinero público no importa. Con esa dinámica, junto al uso interesado y malicioso de las subvenciones, pueden seguir batiendo el récord de endeudamiento que ya llega casi al 109% del PIB… ¿algún problema, querido contribuyente?

Javier Megino