La percepción de que tenemos un Gobierno ridículo es tan evidente que sobran ejemplos para asegurar tal certeza. Una realidad que me permite catalogar a los actuales gobernantes de España como lo peor desde que me parieron en Barcelona hace más de medio siglo.

Lo cierto es que este primer gobierno de coalición hace aguas. Un gabinete aupado y sostenido por todos los antiEspaña. Minorías que otorgan su apoyo a cambio de concesiones y aplauden con las orejas ante el gustazo que les brinda este gobierno débil y traidor.

La gestión e imagen es penosa, trascendiendo más allá de nuestras fronteras. Algo que queda rubricado al despeñarnos en caída libre en un ranking muy apropiado para medir las consecuencias del sanchismo, como es el que mide el grado de corrupción de los países. La bajada en diez puestos deja claro que estamos en manos de una pandilla de mediocres barrigas llenas que, irremediablemente, seguirán llevando a España a los peores índices.

La probabilidad de que cambie el escenario es nula, al menos hasta que se logre el abandono del poder por parte de Sánchez y su tropa. El retorno a la credibilidad y reconocimiento de España, como nación sería y relevante en el contexto internacional, exige que demos carpetazo a la lacra sanchista. Una condena que ahoga a nuestro país y condiciona su futuro.

La solvencia de los dirigentes de los partidos coaligados es mínima. Sánchez ha roto ya todas las resistencias y su consorte en la política, que demuestra que es la perfecta réplica femenina del número uno, también ayuda al destrozo. Las cámaras, el postureo y el uso interesado de la mentira les une en su estrategia manipuladora y su vanidad enfermiza . En este sentido, ayer fuimos testigos de la falta de escrúpulos de “la Yoli” al contarnos su película.

Soltó una perorata que no se creyó ni la compi que tenía a su vera en la rueda de prensa. Para el recuerdo quedará el “eso no es así”, en público y con los periodistas presentes, de Pilar Alegria a Yolanda Díaz, cuando ésta soltó su mensaje adulterado y sin rigor para apuntarse el tanto de la subida del sueldo mínimo.

No nos merecemos unos impresentables que solo saben vender humo. La hipócrita política de extrema izquierda es capaz de cerrar acuerdos sin el visto bueno de todos los que han de acordar o, como hemos visto, cataloga de éxito un incremento de 50 euros, obviando el impacto fiscal por la subida de la retención del IRPF del cero al 20% para muchos de los beneficiarios del citado incremento.

Pero, como lo importante es el mensaje populista en los medios, hemos sido testigos de la prisa e interés por una foto que, a la postre, blanquea unas discrepancias entre representantes del mismo gobierno. La imagen de ese lanzamiento de dardos entre compañeras del Consejo de ministros dará mucho que hablar, pero ya no nos sorprende.

Estamos en manos de unos miserables que hoy deciden nuestro futuro y el de España. Personajes que son capaces de mentir en público y reprocharse sin pudor, sin que les importe que España y el mundo entero tome conciencia real de la desgracia que hemos de soportar los españoles.

Javier Megino