“Por lo que respecta a los leones del Congreso, podríamos decir que uno representa a los partidos políticos de la izquierda y el otro a los de derechas”

Los dos leones que flanquean la entrada principal del Congreso de los Diputados en Madrid, que son símbolo de la soberanía nacional, fueron fundidos por Ponciano Ponzano utilizando hierro y bronce obtenido de los cañones de los rifeños, que fueron capturados en la batalla de Wad-Ras en 1860. Sin embargo lo que constituye un fenómeno novedoso, es que el único país que suministraba cañones a los rebeldes rifeños era Prusia, que por su rivalidad con Francia apoyaba a los enemigos del bloque franco-español en Marruecos. Por lo tanto es fácil deducir que están hechos con hierro alemán.

En Madrid hay otros dos leones que son los de la estatua de la fuente de la diosa Cibeles, que son obra del francés Roberto Michel, y otros cuatro -que en realidad por su colocación son dos parejas- en el salón del Trono del Palacio Real de la plaza de Oriente. Estos últimos son obra del escultor toscano Matteo Bonuccelli, al que Diego Velázquez en su segundo viaje a Italia, le encargó su elaboración. Los ocho leones tienen dos cosas en común: la primera es que posan su pata delantera sobre la bola de mundo, simbolizando el antaño poder imperial de España, y la segunda es que cada uno mira al lado opuesto, y para comprender esta circunstancia debemos de acudir a la referencia mitológica de Hipómenes y la Atalanta.

Atalanta era una ninfa muy bella e invencible corriendo, que desafiaba a cualquiera que la pretendía, si era capaz de vencerle en una carrera, pero si ella era más rápida, el pretendiente pagaría su derrota con la muerte. Hipómenes que se había enamorado de Atalanta la desafió. El astuto Hipómenes sabiendo que no podía ganar esa carrera, pidió ayuda a la diosa del amor Afrodita, que le dio tres manzanas de oro para que las tirase durante la carrera, distrayendo a Atalanta para que se detuviese a recogerlas.

Finalmente, Hipómenes resultó vencedor obteniendo los favores de Atalanta. Ambos vivieron felices durante un tiempo, hasta que tuvieron relaciones sexuales en un templo de Cibeles, la «magna mater» de los dioses, que enfurecida para castigar su lujuria y la profanación de su templo, los convirtió en leones condenados eternamente a tirar de su carro, y sin poder mirarse el uno al otro para que no se volvieran a enamorar. Por ello tanto los leones de la fuente de la Cibeles, los del Palacio Real y los del Congreso, uno mira hacia la derecha y otro a la izquierda.

Si nos fijamos en los leones de la fuente de Cibeles, vemos como el de la derecha de la diosa mira hacia el frente, ligeramente ladeado hacia la derecha, mientras que el león de la izquierda, mira totalmente en el lado opuesto. Por lo que respecta a los leones del Congreso, podríamos decir que uno representa a los partidos políticos de la izquierda y el otro a los de derechas, cuyos miembros actúan como diputados en las Cortes.

Extendiendo la simbología comparativa podríamos decir que esos dos leones representan el gran drama histórico de la política española, que como Hipómenes y Atalanta, están condenados eternamente a no mirarse el uno al otro para conseguir acuerdos y el tan añorado consenso, para tirar del carro de España, que como el de la diosa Cibeles, es el pueblo español «magna mater», el que debe de estar sentado en el trono de la diosa.

Juan Carlos Segura Just
Diputado al Congreso por Barcelona de VOX

Artículo publicado en “El Catalán”.