En el siglo XVIII, el movimiento cultural e intelectual de la Ilustración abrió una nueva y esperanzadora ruta hacia el progreso y propició el adaptarse a los avances que el ritmo social exigía, construir un mundo mejor. Observar, razonar y experimentar eran los ejes vertebradores de aquel ideal que ponía la Razón en primera línea del conocimiento.

La puesta en práctica de ese planteamiento filosófico señaló como derecho del ser humano – la vida, la libertad, la igualdad y la propiedad -, un nuevo diseño del espacio político que rompía por completo lo que estaba establecido.

Nosotros, herederos de aquellos ideales, nos regimos por un sistema democrático, parlamentario liberal. Pero hay algo que rompe el planteamiento, la ignorancia que se extiende a todos los niveles, una ignorancia reflejada en las leyes educativas que se han establecido desde hace bastantes años y sigue su avance con la aprobación de la ley Celaá que hunde al ser humano en la ignorancia.

El resultado de los programas educativos de baja calidad que se establecieron sin consultar con el estamento docente, son las actuales carencias que asfixian a la sociedad. Un nuevo tipo de hombre sin atributos, falto de cultura, sin valorar el mérito, la capacidad y la exigencia. No puede haber sorpresas cuando escuchamos y observamos la escasa formación de los representantes políticos en los diferentes foros, sean oficiales o privados; su tosquedad, su poca fluidez verbal y sobre todo su desconocimiento de las reglas gramaticales nos debería hacernos plantear los errores cometidos, la dejación de la que hemos hecho gala y los mínimos requisitos de calidad que pedimos a los que ocupan las listas electorales. No es suficiente que estén bajo las siglas de un partido que más o menos nos satisfaga, deben tener un currículum impecable en rendimiento académico. Cada palabra tiene su significado o matiz en el momento debido pues la riqueza del español en términos es muy variada y hay que saber elegir el adecuado. La elegancia no está reñida con la firmeza ni con la verdad y si sumamos el desconocimiento de la Historia del que hacen gala, podemos darnos cuenta del esperpéntico escenario al que hemos llegado, atrapados en una telaraña que va a destruir el Estado – Nación que nos ha legado la civilización occidental. Cada arribista verbenero teje a su manera los acontecimientos del pasado y les da en ocasiones un tono de fraude incompatible con la realidad de lo acontecido. Pero lo que cuestiona la ética de cualquier servidor público es la mentira histórica planteada como aval ideológico para modelar la mente de los ciudadanos con el único fin de sacar réditos electorales y control emocional, por eso desde la escuela, medios de comunicación y sobre todo desde las instituciones o servicios públicos lanzan látigos contra el pensamiento libre.

La presencia del Coronavirus y los estragos que ha ocasionado, nos ha permitido apreciar la poca estima a la vida que tienen algunos políticos, me refiero a la vida ajena, pues la suya la defienden bastante bien. Ni el presidente del Gobierno ni el vicepresidente se han dignado a visitar a los más necesitados de afecto, los ancianos. Visitas innecesarias, pueden morir solos, no son espectáculo televisivo, sí en cambio lo es el atizar el aire con las aspas de un helicóptero para alardear de la inauguración de una línea ferroviaria. No es de aplaudir el acariciar con la mano una frente arrugada por los años, pero lo es la fotogenia del bien acicalado jefe del Ejecutivo.

Casi imposible verse el ciudadano reflejado en la bella palabra de Igualdad, en muchas ocasiones se puede constatar que se retuerce y no se aplica. Ya partimos de una ley electoral que menoscaba ese principio, unos votos valen más que otros, apoyando la actuación de los que quieren destruir España. Esta anomalía ha debilitado la representación en el Congreso de los diputados que se ajustan al cumplimiento del marco legal, una monarquía parlamentaria.

Al concepto de propiedad privada poco le queda para finiquitar. Los hijos ya no son de los padres, las casas peligran a poco que te vayas de ellas, los autónomos son bichos a extinguir, la fe religiosa personal una lacerante opción, la sanidad de iniciativa no pública no merece otro calificativo que de criminal, los medios audiovisuales independientes, se les ahoga por la escasa publicidad que reciben frente a los que sí se les otorga el maná de la Administración, los colegios concertados, extorsionadores del erario público, son antidemócratas , elitistas??y así es cómo está debilitando la iniciativa personal.

Si no reaccionamos a tiempo, la libertad peligra y con ella la esencia humana, que nos distingue de los otros seres vivos, pues nos mostramos con capacidad de pensar, de elegir y de tener la posibilidad de defendernos si peligran estas facultades. La convocatoria a las elecciones para componer la Cámara autonómica catalana, parte de unos motivos no ajustados a lo que debe ser el pulsar la opinión ciudadana. El calendario gestado en la matriz socialista, el panorama sanitario de mal en peor, la negativa de muchos seleccionados para cubrir mesas electorales y otras más circunstancias son las que nos llevan a exigir un aplazamiento para que el emblema de la libertad esté presente.

Sepamos demostrar a estos embaucadores lo que es la rectitud, lo que se espera de ellos, un respeto profundo hacia los que son los verdaderos depositarios de la soberanía, cada uno de los ciudadanos.

Ana María Torrijos