España, Hispania, presente en los albores de la Historia, desde el siglo III a.JC. romanizada y oficializada cristiana-católica con los visigodos, entró con firmeza como Nación en el reinado de los Reyes Católicos después de haber luchado frente a la islamización durante ocho siglos. Desde ese momento se lanzó más allá de sus fronteras y sembró los pilares de lo que sería Occidente con el paso de los lustros.

”’La represión y el expolio”’, clama el flamante presidente de Perú, Pedro Castillo, en su discurso de toma de posesión de su cargo, pero lo lamentable es que se haya hecho en presencia del rey Felipe VI, posiblemente uno de aquellos ”’filipillos, hombres de Castilla ”’ tan nefastos para el ilustrado señor. El sectarismo ideológico y sobre todo la falsa oratoria de la extrema izquierda, no sabe de valores ni de hechos históricos, todo es material disponible para pasar por la trituradora del sectarismo y en este caso con la clara intención de arrasar los logros de libertad conseguidos por ese devenir histórico.A estos niveles de visión política hemos llegado y sin replica por parte del Gobierno de la Nación. Las Embajadas en el exterior no realizan la tarea para las que fueron creadas, posicionar nuestro país a nivel internacional y con la mejor presencia posible. La comunidad hispanoamericana, hermanada con nosotros por lazos culturales y sobre todo por el idioma, tendría que ser nuestra prioridad en acción de entendimiento, en ayuda ante la ofensiva comunista que se ceba en países como Cuba, Venezuela, Nicaragua… Todo lo contrario el señor Pedro Sánchez sólo se atreve a decir “ Cuba no es una democracia“. Afirmación que no está libre de sorpresas por haber formado él su gobierno con los primos hermanos de ese régimen.

Estamos siendo golpeados en nuestras raíces históricas, que con sus fallos, pues no hay nada perfecto, tienen un bagaje extraordinario, un ejemplo para cualquier referencia aportada por otros países. La presencia de España en el continente americano descubierto aportó desarrollo urbanístico, universidades, derechos humanos y unas creencias religiosas dignas de encomio

Si esta primera editorial es muy desestabilizadora, qué podemos decir de la obstinada presencia de algunos españoles en la vanguardia de la leyenda negra. Una estrategia iniciada por países rivales del momento internacional que se vivió en los inicios del Renacimiento, estrategia que se cae por su base y que hoy sólo puede defenderse con intención de desestabilizar los sistemas democráticos imperantes en los países adelantados en desarrollo económico, justicia social y libertades.

No se puede entrar en esa carrera, falsa y con nefastas intenciones, doblegar nuestro apego nacional, debilitar nuestros valores con la única intención de amansarnos, fácil presa ante los populistas comunistas y nacionalistas. Esta situación se diluirá si reaccionamos a tiempo, si superamos la precaria educación recibida en los centros de enseñanza, si nos proponemos espolear a nuestros políticos constitucionalistas a que abanderen nuestro milenario país, cuna de varios pueblos antiguos pero reunidos bajo el nombre de Iberia, Hispania, España…,” indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible…”, no la España federal, confederal o multinivel de Pedro Sánchez, un mercado disponible para las élites del país Vasco y de Cataluña, ¡ claro está !,sin aranceles.

Ana María Torrijos