El Sanchismo gastará al menos 440 millones de euros en propaganda y también refuerza la censura a los medios de comunicación y los periodistas críticos con su Gobierno y sus aliados.

España se enfrenta sin la menor duda a un contexto político, social y económico muy complicado y trascendental, teniendo a la cabeza por tercera vez consecutiva a un Gobierno de extrema izquierda, que está vez se encuentra aún más apoyado y dependiente de partidos políticos que abogan claramente por la ruptura de España y no miran por el interés general, sino por el suyo propio, incumpliendo sistemáticamente la Constitución España de 1978 y dinamitando por completo la separación de poderes basada en las ideas de Montesquieu.

Ante tales acontecimientos, el Sanchismo gastará al menos 440 millones de euros en propaganda y también refuerza la censura a los medios de comunicación y los periodistas críticos con su Gobierno y sus socios extremistas. El objetivo es incuestionablemente controlar al máximo la opinión pública, omitiendo el derecho a la información y la libertad de expresión que prevalece en la Constitución y que debe garantizar el cuarto poder, provocando esto que sólo se permita el pensamiento único de manera mayoritaria.

Además, es increíble como llegan a presionar y meter a los suyos en medios de comunicación con tal de salirse con la suya. Y no hay que olvidar que sin periodismo no hay democracia. Hay otra cosa distinta, que es la tiranía. El absolutismo. El descaro. La manipulación y la censura. La perversión de la realidad en definitiva.

Pero no es pura casualidad que esto ocurra en este instante, el hecho de que aumenten las ansias del régimen Sanchista por censurar y manipular tiene diversas explicaciones: tapar una mayor intervención estatal en el sector privado, ley de amnistía que hace desiguales a los españoles ante la ley y deja sin historial delictivo a golpistas y terroristas, una situación económica grave, en la que se nota muy notablemente el aumento de la pobreza, también infantil, el incumplimiento sistemático de la Constitución, un mayor control sobre los poderes públicos y el aumento de la delincuencia. Estás serían algunas de las principales razones que llevan a Sánchez a controlar aún más la opinión publicada en los medios de comunicación, las redes sociales y hasta en la calle.

Es de tal magnitud el despropósito que les preocupa más el show de un muñeco zarandeado por un grupo españoles indignados contra Pedro Sánchez frente a la sede del Partido Socialista en la calle Ferraz de Madrid que el hecho de que existan ataques físicos y psicológicos o recortes de libertad a defensores de la Constitución.

Es evidente, que son tiempos muy locos y dignos de estudio, sino nada de esto se entendería. La sociedad española ha perdido mucha sensatez y principios para llegar a una situación tan preocupante como por la que está atravesando en la actualidad.

Erik Encinas