Una embajada es la máxima representación de un país en el territorio de otro país. Tienen una misión diplomática permanente que trabaja por las relaciones entre ambos Estados.

Las llamadas “embajadas catalanas” son otra cosa. Son unos chiringuitos creados por unos personajes que viven de la mentira y que son financiados con el dinero de todos los catalanes.

Para empezar, la “embajada catalana” no representa a ningún país, básicamente porque Cataluña no lo es y porque tampoco existen los llamados “países catalanes”.

Joan Fuster, intelectual valenciano, popularizó a principios de los años 60 el término “países catalanes”.

En el imaginario de los separatistas, estos países serían Cataluña, Baleares y la Comunidad Valenciana.

A falta de base histórica para sostener esta locura, se ha utilizado a la lengua como elemento aglutinador, como si no se hubiera de tener en la cuenta la geografía, las tradiciones, la religión,….

Si atendemos a las explicaciones de la “Viquipèdia”, versión catalana de “Wikipedia”, podemos ver como consideran a la Comunidad Autónoma como “un país europeo situado en el Mediterráneo Occidental”.

A falta de un país, lo que les queda en realidad a las “embajadas catalanas” es promocionar su deriva independista.

Como cuentan con el “visto bueno” de Pedro Sánchez y sus socios y con el dinero de las arcas públicas catalanas, se permiten ir abriendo “chiringuitos” por el mundo. Pere Aragonés se jacta de que Cataluña “tendrá más delegados exteriores que nunca en la Historia”.

Gran misión harán por “su” Cataluña los llamados “embajadores” designados para sus destinos en Colombia, Senegal y África Meridional, entre otros.

La parte positiva es que, ante los malos datos en cuanto a desempleo, estas “embajadas” son la perfecta “agencia de colocación” para todos aquellos que quieren seguir viviendo del “momio”.

Eva Higueras
Presidenta de Cataluña Suma por España