El Canciller Sebastian Kurz de Austria dimite por supuestamente financiar con fondos públicos una cobertura en medios que favoreciera su imagen pública. ¿Y aquí que se riega con dinero público a medios afines, para enaltecer al gobierno, o que se admite trasiego de maletas llenas llegadas en aviones de regímenes (…)

… criminales que no pueden aterrizar en Europa, o que se financian compañías aéreas sin apenas actividad, qué es lo que pasa ?

De aurora boreal… el Canciller Kurz se ha equivocado por anteponer la dignidad de su cargo y pensar en los austriacos. A ver si aprende que lo que hay que hacer es defender la indignidad, no importarle su ciudadanía y cometer todo tipo de irregularidades y atropellos con el rostro de hormigón bien armado. Una ingenuidad, servir y cumplir con los principios de la democracia. Hay que ver… no sabe nada de «nueva normalidad democrática». Desde aquí se le puede dar un magnífico curso acelerado.

Seguramente en Austria, Portugal, Francia, Alemania o Gran Bretaña lo que está de moda es pegarse en el Gobierno por la reforma laboral, a nivel de vice primeros ministros de esos gobiernos, hacerlo públicamente, y sus primeros ministros aguantar el malísimo ejemplo y su responsabilidad aparcarla con tal de perpetuar su puesto por mucho que la democracia les exija dimitir.

Seguramente que también en Austria, Portugal, Francia, Alemania o Gran Bretaña, lo que se debe hacer es arremeter esos gobiernos contra sus parlamentos por cumplir sentencias, pero previamente esos parlamentos no cumplir sentencias por presión de los gobiernos. Es decir un gobierno acusar a un Tribunal públicamente y que el presidente de ese gobierno lo asuma al no decir nada. Un gobierno pretender impedir que el parlamento cumpla una sentencia y que el presidente del Gobierno no lo tenga claro y diga que hay que ver qué dice cada parte. Un ejemplo de democracia, pero claro, inimaginable en las naciones de las que hablamos.

Seguramente que en Austria, Portugal, Francia, Alemania o Gran Bretaña, sus primeros ministros pactan presupuestos y también gobiernos regionales con herederos de terroristas y qué mala suerte… cuando además se les ofrece por partidos que defienden la ley y la constitución no rendir esas regiones a los filoterroristas, aún así, prefieren pactar con los indeseables. ¡Inconcebible! y perdónenme estas naciones que cito pues son verdaderas democracias.

¿Se podría concebir en ellas, como ha ocurrido aquí hace pocos días, consentir una manifestación conjunta para ensalzar a presos y pedir su liberación –mientras se negocia ello a cambio de presupuestos y quedar la mentira del Gobierno, queriéndolo negar, en evidencia, destapada por los filoterroristas–, y ser respaldado todo ello en primera fila por el partido coaligado con el Gobierno, y los partidos filoterroristas, e independentistas de izquierda y derecha junto a sus representantes recién indultados, y el presidente del Gobierno no decir nada, es decir, parecerle muy bien todo ello? Jamás en una democracia europea se podría concebir una foto así. Una foto de la vergüenza y de la indignidad. Sus primeros ministros jamás darían tan maligno ejemplo, no se les pasaría por la imaginación.

¿Podría concebirse en esas naciones que el Tribunal Constitucional tumbara por segunda vez el estado de alarma aplicado, prorrogado por seis meses, con una sentencia demoledora, y que el presidente del Gobierno no diga esta boca es mía? Es impensable que no provocara un terremoto muy difícil de poder encubrir.

Por cierto la renovación del Tribunal Constitucional y del Tribunal de Cuentas, también el Defensor del Pueblo, requiere de los necesarios y preceptivos plazos de renovación, pero también, requiere de un pacto por la verdadera imparcialidad y no de caballos de Troya peligrosísimos, auspiciados por quien no cree en la constitución ni en la democracia. Desgraciadamente no se dan las condiciones para un pacto de renovación «normal». El pacto debe ser para que el Gobierno vuelva a la convicción de la defensa de la constitución y de la ley, en el fondo y en la forma, y todos los días. Ahora no lo hace, y por tanto la prioridad debiera haber sido exclusivamente ello, como una innegociable autoexigencia previa a cualquier cosa, solo pensando en el bien del estado de derecho, de la constitución y de España.

Todos los días se transgreden los pilares democráticos. Los representantes de las ideas de cualquier signo pero respetuosas con la constitución, con la ley, con el estado de derecho, con el ejemplo de reconciliación y paz que nos dimos, claman en toda España por un cambio radical de rumbo. La sociedad civil de la base más amplia, la de la calle, la que todos los días sostiene a España desde los sitios más sencillos y de cualquier sector, no puede entender lo que está pasando, y es ensordecedor su clamor reclamando justicia, seriedad y mínimos principios, ante un ejemplo nefasto que en este momento está dando España, con las malísimas consecuencias que ello tiene para todos.

Desde hace mucho tiempo reclamamos un gobierno que concentre las fuerzas que si creen en la constitución, en la ley, en el estado de derecho, en la libertad y en la democracia, o que cualquier otra fórmula como elecciones, gobierno técnico, etc… sea la necesaria solución. El momento es muy urgente y las condiciones en las que esta España donde además se están precipitando factores económicos internos y externos muy preocupantes, requieren una gran visión de estado y pensar exclusivamente en España. Es absolutamente indispensable.

Amalio de Marichalar

Artículo publicado en “La Crítica”.