La sociedad constituida por una agrupación de individuos, requiere comunicación y cooperación entre sus miembros para alcanzar un beneficio generalizado. La persona crea, proyecta iniciativas y el conjunto humano al que pertenece facilita su desarrollo. Dos vasos comunicantes necesarios para los retos que plantea la vida.

Así se consiguió el tránsito a la democracia, un tránsito con la legitimidad de un referéndum.

Pero es obligado mantener este esquema si se desea legar a las posteriores generaciones los conocimientos adquiridos y en gran medida las normas de comportamiento, no inamovibles pero sí como estabilidad social para ir a mejor. Beneficios individuales y comunes para todos.
A estas alturas de la legislatura liderada por Pedro Sánchez es obligado plantearse el saldo que nos deja.

Una mala gestión del Corona Virus, material sanitario tardío y con un coste desorbitado por unas lentas decisiones y con una parte del dinero perdido, de finalidad incierta. Muchas personas de la tercera edad abandonadas a su suerte en las residencias durante esos momentos sanitarios críticos. La violencia sexual en aumento por mucho que se ignoren en los medios de comunicación la realizada por inmigrantes. Muchas viviendas en manos de los ocupas que llegan a tener más derechos que los propios propietarios.

Una programación educativa del más bajo nivel académico, una ideologización en todos los órdenes sin el respeto debido a la pluralidad de la sociedad, un aprendizaje de la historia sin las pautas cronológicas que plasman la mejora o el retroceso del comportamiento humano. Aniquilación del resorte de equilibrio académico que no es otro que poner ante todos la ruta que permite superar los condicionantes económicos o culturales de nacimiento, dicho con una sola expresión: una educación generalizada y prestigiosa, de alto nivel. Control de los medios informativos, un eco repetitivo que embriaga y adormece. Continuos gestos contrarios a la independencia de los tres poderes, el más acentuado el judicial. Regresar al pasado, con sorpresa pues cuando les interesa los sucesos actuales descontextualizados les parece bien, dicen ser prioritario una agricultura y ganadería sin las técnicas y aplicaciones actuales, volver a la de hace muchos años atrás, es más ecologista, lo que desembocaría en una producción lenta y precaria para las necesidades actuales y en vez de exigir calidad, el campo y el mundo rural en el olvido.

Pasividad del Ejecutivo ante el incumplimiento de la ley por parte de los que ostentan cargos públicos, sobre todo si son los nacionalistas, que tienen en su hoja de ruta destruir España. También se emiten continuas críticas y descalificaciones a un posible apoyo institucional del partido que según ellos, el gobierno, tilda de extrema derecha, mientras forman parte de él o sea del ejecutivo actual, la extrema izquierda y por ser imprescindibles en los apoyos parlamentarios, cuentan con los secesionistas y con los herederos de ETA.

Si pretendemos valorar lo ocurrido a nivel internacional, ahí están las decisiones unilaterales, contrarias a todo encuadre legal como el destino del Sahara y sus consecuencias, el zarpazo económico de Argelia, y todo ello sin exponerlo en el Congreso ni comunicárselo al Jefe del Estado, el Rey.

Los derechos individuales superan los límites de la persona, revierten en la comunidad y así hay que valorarlo, una vulneración a una sola persona de los que participan de la soberanía es un ataque directo a todos.

Estamos cerrados o por lo menos lo parece, a toda infracción que no vaya dirigida directamente a nosotros, creemos que no nos atañe o que no nos pasará igual. En un Estado de Derecho debemos sentirnos agredidos en el momento en que se vulneran los de cualquiera de sus integrantes y el ejemplo más directo es lo que está ocurriendo desde hace bastantes años en la enseñanza. Con la inmersión obligatoria en la lengua cooficial nos están dañando a todos los españoles, impiden nuestro espontáneo traslado a esa región bilingüe, nos impiden sentirnos implicados, pertenecientes a una comunidad nacional, y lo más sangrante dañan el proceso de aprendizaje de los niños y adolescentes, ¿Qué pasado les arraigará, qué presente les tranquilizará y qué futuro les animará?….… “la nostra llengua”, “la llengua de la terra” es lo que esgrimen para justificar el no cumplimiento de la legalidad y arrancar de un golpe lo que una sociedad libre necesita, respetar los derechos.

Ahora toca unirnos todos, parar esta anomalía democrática y si institucionalmente no se hace , nos debemos sentir llamados a ello, concienciarnos de las obligaciones que requiere un modelo político que proclama “La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado”.

Ana María Torrijos